lunes, 3 de agosto de 2009

Carta de nuestro amigo Ariel Pérez San

Es con el permiso de nuestro querido amigo Ariel Pérez (Arieru San) que publicamos la siguiente nota suya acerca de la experiencia de su tercer viaje a Iwama como uchi deshi. Le damos a su vez la enhorabuena por haber conseguido su tercer Dan.

Omedetoo gozaimasu Arieru San!!!



¨ Mi tercer viaje a Iwama y sigo sin poder creerlo… Parece que exagero, pero créanme que no es así. Cada persona es un mundo y obviamente según su historia y pasado percibirá las cosas de diferentes maneras. Esta es la mía.

Cuando me iniciaba en el mundo de las artes marciales “viajar a Japón” desde mi punto de vista era sinónimo de decir que quería “viajar a la luna”, era prácticamente inalcanzable. El sacrificio de realizar este viaje y la sensación de lo inalcanzable me hacen sentirlo como si fuera la primera vez.

Por otro lado disfruto de “cosas simples” en la vida. Un almuerzo después de trabajar en compañía de mi mujer es más gratificante que una cena lujosa en un restaurante famoso. Y si miro la vida en Iwama veo que es una sucesión de “cosas simples” que hacen que disfrute desde el primer día hasta el último.

No tengo idea de cuántos alumnos podrán haber de Aikido Dento Iwama Ryu en el mundo, seguramente no seremos pocos, pero el hecho de encontrarme el primer día con sensei (¡el primer día!), que recordara y dijera con alegría mi nombre y me diera un abrazo de bienvenida, para mi ya estaba amortizado mi viaje.

Claro está que no voy sólo por eso, voy a entrenar y a intentar mejorar mi técnica, a confirmar si mi camino es el correcto o el equivocado. Para mi sorpresa sensei confía más en mi técnica que yo mismo.

Ya había sido uke de sensei en otros viajes, pero hasta ahora sólo en taijutsu. En bukiwaza, supongo y con lógica, que muestra con alumnos que sabe que conocen los ejercicios de bukiwaza. El primer día que me llamó para mostrar bukiwaza pensaba que estaba llamando a alguien que estaba atrás mío. ¡Vaya sorpresa cuando me doy vuelta para mirar y resultaba que no había nadie a mi espalda! Rápidamente me levanté, con bastantes nervios, transpirando como si estuviera en una sauna y rogando “no meter la pata” mientras con sensei mostrábamos el ejercicio, que para mí duró una eternidad.

Es a partir de ahí que uno se da cuenta que el trabajo que uno hace no está tan mal encaminado, y sensei comienza a darte confianza en ti mismo, poniendo principiantes contigo para que uno sea de ejemplo. Pero claro que siempre en la justa medida, porque siempre hay algún “dame” (en japonés “mal”)que hace que no te olvides ni te duermas, que todavía hay mucho que seguir entrenando y estudiando.

Finalmente “la tercera es la vencida” porque mi sueño de hacer examen en Iwama, se ha cumplido, y doy gracias en las condiciones en las que se ha dado. Iwama cambió mi forma de ver el Budo, y también cambió mi espíritu. Recuerdo la primera vez que viajé, y con mucha vergüenza lo digo, en las semanas previas al viaje le consultaba a mi profesora de japonés las palabras para solicitar mi examen de “tercer dan”. Claro que en aquella época Morihiro Saito sensei estaba con Aikikai y yo pensaba que cualquier maestro de Aikikai podía examinarme. Tenía el ego demasiado elevado, pero doy gracias de haber conocido a Hitohiro sensei para ponerme en mi lugar. A los dos días en ese primer viaje ya había “tirado a la mierda” el papel que me había dado mi profe, porque no soportaba la vergüenza conmigo mismo y la frustración de haberme dado cuenta de que no sabía nada de Aikido.

Si quieres realmente aprender Aikido, yo te aconsejo que viajes a Iwama y entrenes con Hitohiro sensei, y te darás cuenta de que hasta la técnica más sencilla te parecerá la más compleja. ¨

No hay comentarios: